Ya se anuncia en la web de la banda las 4 nuevas fechas agendadas al "Epitaph tour 2011" en Brasil.
10 de Septiembre Portuguesa Stadium, Sao Paulo, Brazil
11 de Septiembre Citibank Hall, Rio De Janeiro, Brazil
13 de Septiembre Chevrolet Hall, Belo Horizonte, Brazil
15 de Septiembre Nilson Nelson, Brasilia, Brazil
Judas Priest Chile 2008
viernes, 15 de abril de 2011
viernes, 7 de noviembre de 2008
Tour "Nostradamus" Movistar Arena, Santiago Chile
La verdad que es es dificil como fan de la banda hacer una reseña, pero lo vivido la noche del 6 de Noviembre fue sencillamente espectacular y aplastante, superior y por mucho al show del año 2005, la perfomance de la banda, el sonido el escenario fue brutal.
Les dejo la reseña realizada por www.rockaxis.com (sitio chileno especializado en musica) y saquen sus conclusiones, para mi una noche inolvidable, les dejo tambien mi fotos con la banda.
La primera conclusión que puedo sacar es que este año 2008 será inolvidable en cuanto a visitas ilustres del metal clásico. Qué notables shows de Iron Maiden, Dream Theater, Megadeth, Queensrÿche, Gamma Ray/Helloween, Paradise Lost/Carcass e incluso Ratt/Symphony X, hemos podido presenciar. Si se fijan, todos son grupos con muchos años de existencia y siguen aquí, firmes y más fuertes que nunca, con presentaciones titánicas y aplastantes que no dan lugar para los novatos.
Y lo de Judas Priest anoche no fue la excepción. Si me apuran y me piden que lo defina en una sola palabra esta sería ¡demoledor! Ni siquiera en las profecías más auspiciosas de Nostradamus estaba escrito que el show de anoche sería tan intenso, perfecto y emotivo. La hora y 45 minutos que la banda estuvo sobre el escenario, se pasó como un suspiro, signo inequívoco de un show notable. Con una producción escénica espectacular, con un escenario de dos pisos con plataformas hidráulicas y una batería montada en todo lo alto, telones intercambiables, unas luces formidables y, lo más importante, un gran sonido de principio a fin, Judas Priest saltó al escenario como esos boxeadores legendarios que aún tienen una artillería de golpes letales en sus puños.
Con ‘Dawn of Creation’ la intro del último álbum que me recuerda montones a las oscuras melodías incidentales de la película “El Exorcista” y con un telón con la cara de Nostradamus y sus ojos iluminados con lasers, el grupo en pleno apareció entre las sombras para iniciar la descarga con ‘Prophecy’, apareciendo Rob Halford eyectado por una plataforma hidráulica por el lado izquierdo del escenario con una capa de tela metálica, capucha y un báculo, interpretando el rol de Nostradamus, sin duda un inicio espectacular, pero más lo era comprobar la calidad del sonido y sobre todo, la interpretación de la banda, sonando sólida, conpacta y muy poderosa. Y cuando llega el momento del solo de guitarras, aparecen por primera vez en la noche esas sensacionales twin guitars, esas guitarras paralelas que en las manos de Glenn Tipton y KK Downing suenan como si fueran hermanos gemelos, haciendo una dupla mortal y única que sólo pueder ser equiparada por la de Smith/Murray y la de DeGarmo/Wilton.
Pero no sólo los guitarristas parecían cargados de electricidad y poder, Scott Travis fue un portento en la batería, pegando con tal fuerza y técnica a los parches, que me recordó sus mejores tiempos de Racer X y de la gira del “Painkiller” de 1991, y con un Ian Hill aguantando todo desde el fondo, siempre atornillado a su metro cuadrado vitalicio, pero haciendo sonar el bajo de manera notable. Y no sé si ustedes estarán de acuerdo conmigo, pero yo anoche vi a un Rob Halford absolutamente rejuvenecido, como si se hubiera quitado 10 años de encima, lleno de energía, ímpetu, ganas, y cantando de una manera espectacular, con una voz muy recuperada y haciendo esos agudos imposibles de antaño. Su performance fue sensacional y reverdeció todos esos laureles que le hicieron acreedor del apodo de “Metal God” y uno de los mejores cantantes y frontman en la historia del metal.
Por todo ello, creo que el show de Priest anoche fue infinitamente superior al del 2005 y muy cercano en electricidad y emotividad al show de Halford solista el 2001. Y en esta gira además el grupo presenta un set realmente muy jugado, reduciendo los hits a una presencia menor en cantidad y desempolvando temas que hace muchos años o que nunca fueron tocados en vivo; entre los primeros destaco ‘Metal God’ y ‘Breaking the Law’ que aunque uno los ha escuchado y visto miles de veces, siempre su resultado en vivo es sensacional y las versiones de anoche sonaron simplemente impecables. Y las novedades como ‘Eat Me Alive’, ‘Rock Hard, Ride Free’ (ambas del grandioso “Defenders of the Faith”, 1984), o ‘Between the Hammer and the Anvil’ y ‘Hell Patrol’ (ambas del “Painkiller”, 1990), son un regalo para los fans de toda la vida; recuerdo que apenas tuve el vinilo de “Painkiller” en mis manos cuando salió, siempre soñé con algún día escuchar ‘Hell Patrol’ en vivo, porque siempre lo consideré un himno de la banda y anoche sonó tan grandilocuente como su versión de estudio.
Otro gran momento de la noche fue ‘Death’ del nuevo álbum, un tema lento y arrastrado, una canción que es como un tema de Black Sabbath en manos de Judas Priest, donde Halford apareció en un trono, haciendo una caracterización muy histriónica de las tribulaciones de la vida de Nostradamus, y en este momento pude visualizar lo que contaba Halford en la entrevista previa, de que el próximo año quieren tocar el álbum completo, con una gran producción escénica en plan opera rock y grabarlo todo para un DVD, y espero que ojalá lo hagan, porque ayer me quedó claro durante esta canción que el resultado puede ser algo muy interesante y épico. Definitivamente añoche no hubo puntos bajos, y la euforia de la gente nunca decayó, incluso cuando sonó la balada ‘Angel’ la cantó todo el mundo, y es que los que fueron (unas 8.000 personas calculo yo a ojo de pájaro), eran auténticos fans de la banda.
Sin duda, el alto precio de las entradas, lo recargada de la agenda de visitas internacionales y que ojalá las productoras entiendan de una vez por todas que para un show de heavy metal se debe implementar una entrada única general, debe haber influido para no contar con una asistencia mayor. Pero eso no afectó para nada para que los asistentes disfrutaran de uno de los mejores shows de heavy metal que se han visto en Chile. Tras la ovación de ‘Sinner’, las ráfagas de batería de Travis indicaban que llegaba el momento de la aniquilación con “Painkiller”, pero aquí el batero se dedicó durante unos momentos a hacer cantar a la gente a punta de breaks de batería para luego dar paso al tema y ver a Halford agazapado (esa posición le permite generar más oxígeno para cantar), llevando sus cuerdas vocales al límite, generando una postal inolvidable de la noche, o cuando Halford aparece en su Harley saliendo por una puerta central bajo la batería durante ‘Hell Bent for Leather’, para completar el triple bis con ‘The Green Manalishi (With the Two-Pronged Crown) el cover de Fleetwood Mac que el grupo se la apropió en forma definitiva para rematar con ‘You’ve Got Another Thing Coming’ donde Halford hizo cantar a todos y emuló la portada de su disco “Live Insurrection” (2001) besando la bandera chilena, mientras todo el grupo estaba en el segundo piso elevando sus instrumentos al cielo, en, repito, una postal inolvidable de 35 años del heavy metal más purista.
A la salida no podía dejar de pensar en el hecho que un amigo llevó a su hermano chico a este show y de otro amigo que llevo a su hijo, para ambos niños, era su primer show de heavy metal en sus cortas vidas, y vaya qué impresión se deben haber llevado si vieron un pedazo de concierto; seguramente no lo olvidarán jamás. También recordaba la entrevista con Halford, cuando decía que había Judas Priest para varios años más y mucho metal por delante, y con lo expuesto por toda la banda anoche sobre el escenario, con una entrega magistral, dejándose la piel sobre el excenario, mojando la camiseta, ganándose los porotos a cabalidad y realizando un conicero espectacular en todos los niveles, nos deja la satisfacción que asi será. La fe metálica está intacta: ¡Los “Defenders of the Faith” tienen cuerda para rato!
Cristián Pavez
Les dejo la reseña realizada por www.rockaxis.com (sitio chileno especializado en musica) y saquen sus conclusiones, para mi una noche inolvidable, les dejo tambien mi fotos con la banda.
La primera conclusión que puedo sacar es que este año 2008 será inolvidable en cuanto a visitas ilustres del metal clásico. Qué notables shows de Iron Maiden, Dream Theater, Megadeth, Queensrÿche, Gamma Ray/Helloween, Paradise Lost/Carcass e incluso Ratt/Symphony X, hemos podido presenciar. Si se fijan, todos son grupos con muchos años de existencia y siguen aquí, firmes y más fuertes que nunca, con presentaciones titánicas y aplastantes que no dan lugar para los novatos.
Y lo de Judas Priest anoche no fue la excepción. Si me apuran y me piden que lo defina en una sola palabra esta sería ¡demoledor! Ni siquiera en las profecías más auspiciosas de Nostradamus estaba escrito que el show de anoche sería tan intenso, perfecto y emotivo. La hora y 45 minutos que la banda estuvo sobre el escenario, se pasó como un suspiro, signo inequívoco de un show notable. Con una producción escénica espectacular, con un escenario de dos pisos con plataformas hidráulicas y una batería montada en todo lo alto, telones intercambiables, unas luces formidables y, lo más importante, un gran sonido de principio a fin, Judas Priest saltó al escenario como esos boxeadores legendarios que aún tienen una artillería de golpes letales en sus puños.
Con ‘Dawn of Creation’ la intro del último álbum que me recuerda montones a las oscuras melodías incidentales de la película “El Exorcista” y con un telón con la cara de Nostradamus y sus ojos iluminados con lasers, el grupo en pleno apareció entre las sombras para iniciar la descarga con ‘Prophecy’, apareciendo Rob Halford eyectado por una plataforma hidráulica por el lado izquierdo del escenario con una capa de tela metálica, capucha y un báculo, interpretando el rol de Nostradamus, sin duda un inicio espectacular, pero más lo era comprobar la calidad del sonido y sobre todo, la interpretación de la banda, sonando sólida, conpacta y muy poderosa. Y cuando llega el momento del solo de guitarras, aparecen por primera vez en la noche esas sensacionales twin guitars, esas guitarras paralelas que en las manos de Glenn Tipton y KK Downing suenan como si fueran hermanos gemelos, haciendo una dupla mortal y única que sólo pueder ser equiparada por la de Smith/Murray y la de DeGarmo/Wilton.
Pero no sólo los guitarristas parecían cargados de electricidad y poder, Scott Travis fue un portento en la batería, pegando con tal fuerza y técnica a los parches, que me recordó sus mejores tiempos de Racer X y de la gira del “Painkiller” de 1991, y con un Ian Hill aguantando todo desde el fondo, siempre atornillado a su metro cuadrado vitalicio, pero haciendo sonar el bajo de manera notable. Y no sé si ustedes estarán de acuerdo conmigo, pero yo anoche vi a un Rob Halford absolutamente rejuvenecido, como si se hubiera quitado 10 años de encima, lleno de energía, ímpetu, ganas, y cantando de una manera espectacular, con una voz muy recuperada y haciendo esos agudos imposibles de antaño. Su performance fue sensacional y reverdeció todos esos laureles que le hicieron acreedor del apodo de “Metal God” y uno de los mejores cantantes y frontman en la historia del metal.
Por todo ello, creo que el show de Priest anoche fue infinitamente superior al del 2005 y muy cercano en electricidad y emotividad al show de Halford solista el 2001. Y en esta gira además el grupo presenta un set realmente muy jugado, reduciendo los hits a una presencia menor en cantidad y desempolvando temas que hace muchos años o que nunca fueron tocados en vivo; entre los primeros destaco ‘Metal God’ y ‘Breaking the Law’ que aunque uno los ha escuchado y visto miles de veces, siempre su resultado en vivo es sensacional y las versiones de anoche sonaron simplemente impecables. Y las novedades como ‘Eat Me Alive’, ‘Rock Hard, Ride Free’ (ambas del grandioso “Defenders of the Faith”, 1984), o ‘Between the Hammer and the Anvil’ y ‘Hell Patrol’ (ambas del “Painkiller”, 1990), son un regalo para los fans de toda la vida; recuerdo que apenas tuve el vinilo de “Painkiller” en mis manos cuando salió, siempre soñé con algún día escuchar ‘Hell Patrol’ en vivo, porque siempre lo consideré un himno de la banda y anoche sonó tan grandilocuente como su versión de estudio.
Otro gran momento de la noche fue ‘Death’ del nuevo álbum, un tema lento y arrastrado, una canción que es como un tema de Black Sabbath en manos de Judas Priest, donde Halford apareció en un trono, haciendo una caracterización muy histriónica de las tribulaciones de la vida de Nostradamus, y en este momento pude visualizar lo que contaba Halford en la entrevista previa, de que el próximo año quieren tocar el álbum completo, con una gran producción escénica en plan opera rock y grabarlo todo para un DVD, y espero que ojalá lo hagan, porque ayer me quedó claro durante esta canción que el resultado puede ser algo muy interesante y épico. Definitivamente añoche no hubo puntos bajos, y la euforia de la gente nunca decayó, incluso cuando sonó la balada ‘Angel’ la cantó todo el mundo, y es que los que fueron (unas 8.000 personas calculo yo a ojo de pájaro), eran auténticos fans de la banda.
Sin duda, el alto precio de las entradas, lo recargada de la agenda de visitas internacionales y que ojalá las productoras entiendan de una vez por todas que para un show de heavy metal se debe implementar una entrada única general, debe haber influido para no contar con una asistencia mayor. Pero eso no afectó para nada para que los asistentes disfrutaran de uno de los mejores shows de heavy metal que se han visto en Chile. Tras la ovación de ‘Sinner’, las ráfagas de batería de Travis indicaban que llegaba el momento de la aniquilación con “Painkiller”, pero aquí el batero se dedicó durante unos momentos a hacer cantar a la gente a punta de breaks de batería para luego dar paso al tema y ver a Halford agazapado (esa posición le permite generar más oxígeno para cantar), llevando sus cuerdas vocales al límite, generando una postal inolvidable de la noche, o cuando Halford aparece en su Harley saliendo por una puerta central bajo la batería durante ‘Hell Bent for Leather’, para completar el triple bis con ‘The Green Manalishi (With the Two-Pronged Crown) el cover de Fleetwood Mac que el grupo se la apropió en forma definitiva para rematar con ‘You’ve Got Another Thing Coming’ donde Halford hizo cantar a todos y emuló la portada de su disco “Live Insurrection” (2001) besando la bandera chilena, mientras todo el grupo estaba en el segundo piso elevando sus instrumentos al cielo, en, repito, una postal inolvidable de 35 años del heavy metal más purista.
A la salida no podía dejar de pensar en el hecho que un amigo llevó a su hermano chico a este show y de otro amigo que llevo a su hijo, para ambos niños, era su primer show de heavy metal en sus cortas vidas, y vaya qué impresión se deben haber llevado si vieron un pedazo de concierto; seguramente no lo olvidarán jamás. También recordaba la entrevista con Halford, cuando decía que había Judas Priest para varios años más y mucho metal por delante, y con lo expuesto por toda la banda anoche sobre el escenario, con una entrega magistral, dejándose la piel sobre el excenario, mojando la camiseta, ganándose los porotos a cabalidad y realizando un conicero espectacular en todos los niveles, nos deja la satisfacción que asi será. La fe metálica está intacta: ¡Los “Defenders of the Faith” tienen cuerda para rato!
Cristián Pavez
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